En estos días sucedió algo relacionado con
ella. Con una Profesora no podíamos invocarla en el teclado en la computadora de
la oficina. Preguntamos y nos daban la clásica respuesta: “Presionar a la vez las teclas Alt y 64”;
pero no había manera, siempre fallábamos. Le preguntamos a una profesora quien ya
iba de salida y nos dio la clave: “bloquea los números del tablero” y al
hacerlo, problema resuelto. Algo parecido ocurrió alquilando un coche, como le llaman allí, al cual,
no lograba ubicar el retroceso y el encargado quien ya partía grito: “el anillo
de la palanca” lo subí y entró el retroceso para nuestro alivio.
Estos ejemplos
ilustran como una pequeña falla en conocimientos se magnifica a la hora de
ejecutarlos, es decir convertirlos en conocimientos procedimentales. Esta clase de
situaciones las aborda un artículo de Gilbert (Thomas F. Gilbert, 1927 - 1995),
un psicólogo de los años sesenta inclinado a peculiares adaptaciones conceptuales,
cuyo interés se centró en el rendimiento (performance)
aportando enfoques muy prácticos.1 El premio de International Society for Performance Improvement, ISPI (Sociedad Internacional para Mejorar la Ejecución) fue rebautizado en su honor en 1996,
como el Thomas F. Gilbert Distinguished Professional Achievement
Award. 2
La inclinación
del autor por los términos arcaicos o derivaciones del griego le llevaron a acuñar, en el caso que nos
interesa, dos: Matética (mathetics),
un peculiar modelo de enseñanza y Praxeonomía (praxeonomy) un sistema para identificar necesidades de
adiestramiento.
Lo peculiar del método
matético aplicado a la enseñanza bien sean rutinas o contenidos verbales, es que se empieza por el último paso de una secuencia;
luego el penúltimo y así sucesivamente; se va retrocediendo garantizando de
esta manera que el sujeto siempre completa la tarea. En la enseñanza de
contenidos verbales la tarea se divide en etapas y se empieza por la última,
para ir eliminando en los pasos sucesivos elementos que el alumno debe completar.
Esto lo ilustró Susan M. Markle, su colega, con el ejemplo de enseñar los
elementos de la célula,3 a
finales de los sesenta, en su libro “Cuadros
buenos y malos. Gramática de escritura de cuadros”, hoy agotado. Para colmo,
el último término del modelo fue mal traducido al español4.
Para enseñar a
colocar las piezas de ajedrez, el primer paso, es mostrar los peones y las piezas mayores en su puesto
en el tablero (Demostración). Se retiran las torres, para que el sujeto complete
el paso devolviéndolas al sitio correspondiente (Ayuda). Finalmente debe
colocar los caballos y luego las otras piezas mayores en su sitio
(Eliminación o liberación de la ayuda al
sujeto). El modelo matético se puede, por lo tanto, resumir en tres pasos Demuestre, Guíe, Libere.
Su
praxeonomía por otra parte, propuso reglas para identificar propósitos. Nos
interesan las dos primeras reglas. La primera que define la noción de Objetivos de Instrucción
o de enseñanza (OI), como una discrepancia entre el rendimiento esperado (RE) y
los conocimientos que tiene el alumno (CE) o conocimientos "de entrada" sobre ese tópico. La segunda, regla utilizando la polaridad Logro-Adquisición (Acquirement - accomplishement),
apunta a que una pequeña falla en adquisición, lleva a una gran falla en la ejecución.
Si no se domina un pequeño detalle, parte de la secuencia de una ejecución, el asunto no funciona, como fue el caso de colocar la @ o
ubicar el retroceso en un carro desconocido. Estos ejemplos reales ilustran la
importancia de esta noción en el abordaje de Gilbert en el análisis de lo cotidiano.
4.
El tercer término “release” (Libere), en el texto original de Markle, se tradujo como “publique”. Tradutore traditore